viernes, 14 de marzo de 2014

ILUSIÓN FANTASMAL

ILUSIÓN FANTASMAL

Era la noche que suelta fantasmas,
cuando madura el otoño,
y campanas imploran perdón.
Luctuosa congoja entonaba el réquiem,
y cerca del templo la prometida.

Quizá doncellas envidiaron su encanto,
sin comprender las cuitas de amor,
aquella noche de neblinosos pesares.
Abatida, la dama partió al camposanto,
esparciendo suspiros de su biografía.

Con embrujo ella danzó a plenilunio,
luciendo insepulta hermosura,
para él, irredento amante irreal;
allí donde no palpitan pechos vencidos,
ni florecen los resignados ideales.

Sobre una tumba ondulaba ella sus formas,
deseando alentar la ilusión de pasión.
¿Fue una quimera al margen del sueño?,
o ¿confirmación de prohibida existencia?
¡Cuánta desdicha retrató tal aparición!,
¡y lo macabro reinó entre las tumbas!

Ningún epitafio exaltó esa desdicha,
solo aventurados recuerdos y flores blancas,
entre los versos de horas insomnes,
removiendo cenizas junto a lechuzas,
¡antes que pueda cantar el gallo negro!

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