domingo, 29 de mayo de 2016

A LA GLORIA DEL ÉPICO PADRE


 A LA GLORIA ÉPICO PADRE
I
¡A la gloria del épico padre!
Declara el monumento con remembranzas,
en nombre de sus hechos del héroe,
quien abriendo paso entre abrojos y cardos,
cuando la noche se llenó de rayos,
enfrentó demonios y bestias
para llegar al más bello rosal,
siguiendo el mandato del porvenir,
que le hizo protagonista
de incomparable rol familiar.
Maestro según santificado modelo,
y padre por el más tierno amor,
sembró el futuro justo a tiempo,
con las semillas de la inmortalidad.
Él, único entre los seres predestinados,
no escatimó esfuerzo ni sangre
para infundir aliento en su hijo;
y siguiendo el ejemplo de Dios,
 se presentó a combate
junto a los enviados del cielo,
derogando esa ley de la muerte.
Y, aunque laureles no adornaron sus sienes,
tras las campañas a pecho desnudo
entre los mártires más singulares;
los adversarios que disfrazaron la historia
lloraron en silencio y oscuridad.
Ahora, en lo alto está la estrella del guía,
con su luz paternal auténtico faro,
contra todas las trampas de Parcas,
¡para seguir el camino sin tropezar!
II
¡Por la  gloria del épico padre!
Dicen palabras grabadas con fuego santo,
sobre hierro y mármol de sus reliquias,
allí donde la noche anduvo en mortaja,
allí donde hizo historia su estilo de prócer,
tras lejanos linderos, en el país de conquista,
suelo agreste casi repleto de cruces,
donde cebaron a espada las arcas ajenas,
mientras manchaban de rojo los templos.
Sin embargo, sobre todas las profecías,
y conjeturas de sahumadores,
su lucha no ha concluido y está de pie,
desde un secreto bastión del espacio,
para impulsar el avance filial;
 vivo castillo de carne y huesos,
con sus banderas señalando la ruta,
de perpetuar con honor el sagrado linaje,
¡por toda la Tierra y sus pináculos!